Bernardo Aubertin

Bernard Aubertin nace en Fontenay-aux-Roses en 1934, y desde joven se acerca al mundo del arte asistiendo a la Escuela Estatal de Decoración. Paralelamente, se dedica al estudio del Futurismo y del Cubismo como autodidacta, demostrando una profunda curiosidad hacia las vanguardias artísticas. El año 1957 representa un momento crucial en su carrera: el encuentro con Yves Klein lo impulsa a explorar el concepto de monocromía, comenzando una producción artística dominada por el color rojo. La elección del rojo no es casual para Bernard Aubertin. Este color representa para él la luz, el fuego, la energía vital. Con la serie Rouge Total, Aubertin inaugura un camino artístico que se centra en la esencia del color y su poder simbólico. En los años siguientes, amplía su repertorio con las célebres series Tableaux Feu, Tableaux Clous y Parcours d’Allumettes. Estas obras monocromas, enriquecidas con materiales como clavos, alambre y cerillas, reflejan su voluntad de transformar la pintura en una experiencia multisensorial.

En los años 60, Aubertin introduce el fuego como elemento creativo. Sus performances, en las que se encienden cerillas directamente sobre los lienzos, destacan el papel del proceso de combustión como acto artístico. Este gesto no solo destruye, sino que crea nuevas formas, símbolo de un renacimiento continuo. Las obras de Bernard Aubertin, de hecho, no son solo el resultado final, sino el fruto de una evolución que involucra al espectador en una experiencia dinámica e inmersiva.
Desde 1962, Bernard Aubertin se convierte en uno de los miembros fundadores del movimiento Zero, un colectivo internacional que incluye artistas de la talla de Heinz Mack, Otto Piene y Lucio Fontana. Con el movimiento Zero, Aubertin comparte la visión de un arte puro y minimalista, libre de referencias psicológicas y narrativas. Sus obras rojas encarnan la energía y la vibración características del movimiento, contribuyendo a redefinir el concepto de arte contemporáneo.
Entre los años 80 y 90, Aubertin amplía aún más su lenguaje artístico con performances en las que incendia objetos como pianos y automóviles, transformándolos en símbolos de energía y transformación. En los últimos años de su carrera, el artista abandona el rojo para explorar nuevos colores como el blanco, el negro y el oro, manteniendo intacta su búsqueda sobre la esencia del arte. Bernard Aubertin muere en 2015, dejando un legado artístico que continúa inspirando y fascinando.

Precios de Bernard Aubertin

Las obras de Bernard Aubertin son cada vez más apreciadas en el mercado del arte, con un crecimiento constante de los precios. Sus trabajos monocromos rojos, como los lienzos de la serie Tableaux Feu, pueden alcanzar cifras significativas, especialmente en los principales eventos de subastas internacionales. Las performances únicas que acompañan a muchas de sus creaciones aumentan aún más el valor de sus obras.
Los precios de Bernard Aubertin varían según la serie y el período. Las obras más icónicas, como las realizadas con fósforos o alambre, tienden a atraer mayor interés por parte de los coleccionistas. En promedio, un trabajo de tamaño mediano puede venderse entre 5.000 y 50.000 euros, con algunas obras de gran tamaño o particularmente significativas que superan estas cifras. La combinación de una técnica innovadora y un vínculo con el movimiento Zero hace de Bernard Aubertin un artista particularmente interesante para los inversores en arte.

Frases de Bernard Aubertin

Las cotizaciones de Bernard Aubertin han mostrado un crecimiento constante en las últimas décadas. La pertenencia al movimiento Zero y la originalidad de sus obras contribuyen a mantener alta la atención sobre su trabajo. Las obras más buscadas, como las de las series Tableaux Feu y Parcours d’Allumettes, son a menudo protagonistas de subastas internacionales, con resultados que testimonian un fuerte interés por parte de coleccionistas y galeristas.
Las cotizaciones de Bernard Aubertin también están influenciadas por la rareza de las obras disponibles en el mercado. Los trabajos realizados durante los años 60 y 70, en particular, representan los períodos más apreciados, con cotizaciones que reflejan la importancia histórica de estas producciones. Además, la intensificación de retrospectivas y exposiciones dedicadas al artista en los últimos años ha contribuido a consolidar su valor en el panorama internacional del arte.
Hoy en día, adquirir una obra de Bernard Aubertin no solo representa una inversión en una obra de arte, sino también un tributo a un artista que ha revolucionado el concepto de monocromía y la relación entre arte y materia.