Virgilio Guidi fue un pintor, poeta y ensayista italiano que dejó una huella significativa en el panorama artístico del siglo XX. Nacido en Roma en 1891 en una familia de artistas, con el padre escultor y el abuelo arquitecto, desarrolló desde joven una marcada inclinación artística. Después de asistir al Instituto Técnico en Roma, donde se apasionó por la geometría y el dibujo, Virgilio Guidi siguió los cursos nocturnos de la Escuela libre de pintura para cultivar su pasión.
En 1908, abandona el Instituto Técnico y se une al taller del restaurador y decorador Giovanni Capranesi, quien pronto lo promueve como su primer ayudante. Sin embargo, en 1911, debido a divergencias respecto a las tendencias de la pintura moderna, deja el estudio de Capranesi y se inscribe en la Academia de Bellas Artes de Roma. Durante este período, estudia obras de artistas como Giotto, Piero della Francesca, Correggio y los franceses Chardin y Courbet. También comienza a reflexionar sobre la luz como elemento determinante de sus pinturas y a escribir sobre sus pensamientos y sus teorías artísticas.
En 1913, participa y gana el concurso Lana en pintura convocado por la Academia y comienza a exponer sus primeros trabajos. En 1914, durante una exposición de la Sociedad de Amantes y Cultores de Bellas Artes en Roma, Virgilio Guidi entra en contacto directo con las obras de Cézanne y Matisse. El estudio de la forma y el color de Cézanne le ayuda a superar las influencias de su formación pan-germánica. Durante este período, sus reflexiones oscilan entre Cézanne y la tradición del quattrocento italiano, sin descuidar el cromatismo de artistas como Renoir y Armando Spadini.
En 1915, participa en la III Exposición Internacional de Arte de la Secesión Romana. Sin embargo, para sostener las necesidades económicas de su familia, en 1916 Virgilio Guidi se ve obligado a trabajar como dibujante en el Genio Civil en Roma. Entre 1920 y 1923 pinta algunos de sus cuadros más importantes, exponiéndolos en la XIII Bienal de Venecia en 1922. Comienza a vender sus obras y frecuenta la tercera saletta del Café Aragno, donde entra en contacto con importantes personalidades artísticas de la época, entre ellas Giorgio De Chirico, Giuseppe Ungaretti y Roberto Longhi.
En 1924, el artista alcanza el éxito en la XIV Bienal de Venecia con su pintura Tram. La crítica elogia la obra y se afirma a nivel internacional. A pesar de la oferta del Gran Ducado de Luxemburgo de comprar la obra, Virgilio Guidi prefiere que permanezca en Italia, y ahora está expuesta en la Galería de Arte Moderno de Roma. En 1926, participa en la primera exposición del "Novecento Italiano" en Milán, manteniendo sin embargo cierta autonomía respecto a las direcciones del movimiento. Ese mismo año, se casa con Adriana Bernardi, una escultora con la que había estudiado en la Academia de Bellas Artes de Roma.
Entre 1928 y 1929, participa en la XVI Bienal de Venecia, donde presenta una de las obras más significativas de su período veneciano, titulada Giudecca, en la que la luz meridiana bloquea la imagen en una espacialidad absoluta. A lo largo de los años, el artista continúa escribiendo sobre su trayectoria pictórica y publicando sus pensamientos sobre la pintura. Expone en numerosas exposiciones, entre ellas la XVIII Bienal de Venecia y la II Cuatrienal de Roma.
En 1935, debido a la hostilidad del ambiente veneciano, Virgilio Guidi decide trasladarse a Bolonia, donde enseña en la Academia de Bellas Artes. Sin embargo, mantiene un estudio en Venecia. Expone en varias muestras importantes, entre ellas la XX Bienal de Venecia en 1936 y la exposición Twentieth-Century Italian Art en 1949.
Durante los años 40, comienza a escribir poesías y se dedica al diseño gráfico, produciendo una serie de litografías. La investigación pictórica del artista se desarrolla a través de ciclos temáticos y compositivos recurrentes, explorando la relación entre luz, forma y color. Sus pinturas se acercan a la abstracción, pero siempre mantienen una estrecha conexión con la realidad.
Virgilio Guidi continúa exponiendo regularmente y obtiene numerosos reconocimientos, como la medalla para la cultura de la Presidencia de la República Italiana en 1961. En los últimos años de su vida, continúa pintando y dedicándose a la poesía. La actividad poética se convierte en una constante diaria y será publicada en diversas colecciones.
En 1984, a la edad de 92 años, muere en Venecia durante una exposición de sus últimas pinturas. Está enterrado en el cementerio monumental de San Michele en Venecia. La figura de Virgilio Guidi sigue siendo un hito del arte italiano del siglo XX, con su constante búsqueda de la luz y su capacidad para expresar emociones y reflexiones profundas a través de la pintura y la poesía. Su legado artístico continúa inspirando e influyendo a las generaciones posteriores de artistas.

Virgilio Guidi
Virgilio Guidi Pittore

